La intención de esto es, únicamente, exaltar la candidez de sus lectores.

martes, 23 de diciembre de 2008

Ensayo de un ensayo

A ver. Más o menos la idea es ésta: mostrar la relación que tienen la memoria, la angustia ante la muerte y la realización del destino del hombre. Es una cosa un poco rara, pero si articulo bien los conceptos me parece que puede salir algo razonable.

Podría apelar, sobre todo, al tratamiento que Tolstoi hace de la muerte en su pequeña y célebre novela 'La muerte de Ivan Illich', y de cómo este personaje hace un recuento de su vida, para lo que utiliza la memoria. Es así como ésta facultad remembrante entra en juego en la construcción del destino humano. La memoria es autoconocimiento, es conocer una vez más lo que ya hemos sido. Al recordar nuestra vida nos conocemos mejor a nosotros mismos, pues tenemos un acceso a nuestra identidad que no tenemos con sólo mirar al presente o al porvenir.
Esto me recuerda un poco a Platón, para quien conocer es simplemente recordar, la filosofía es así un esfuerzo por recordar lo que ya antes hemos conocido.
Lo trágico comienza cuando te das cuenta, a través de la memoria, que tu destino es la muerte: a través del recuerdo se revela la finitud y la dimensión temporal de nuestra existencia. eso significa que el recuerdo no solamente nos transporta al pasado sino que nos prepara para el futuro.
Tomando en cuenta que cada cosa tiene su destino dentro de sí, al modo como el chabacano estaba contenido en la semilla y así la semilla tenía su destino dentro de sí, dentro de nosotros está nuestro destino, nuestra finalidad. Tomando en cuenta también que recordar es ir a nuestro interior, penetrar en los abismos más profundos del alma humana, para decirlo con Agustín, entonces la memoria nos revelará no el pasado sino el futuro, es decir, nuestro destino: la muerte y, con ella, Dios (aunque de esto segundo habrá que decir algo más)
Por eso Illich se redime através del recuento de su vida, por eso para Platón la filosofía (ejercicio de la memoria) es la preparación para la muerte. Por eso la temporalidad en la que se desenvuelve la finitud humana consiste en asumir nuestra propia finitud: y si el tiempo no se utiliza en ello, erramos el camino hacia nuestro propio destino. No en tanto que no lleguemos a él, puesto que inevitablemente lo haremos, sino que erramos el modo como llegaremos a él.

Pero esto es el ensayo de un ensayo que debo escribir mejor.

1 comentario:

Guillermo Núñez dijo...

Hay un libro de Ferraris, Luto y autobiografía. Es malito. Pero bueno, ahí está.