FAUSTO.- Si jamás me tiendo descansando sobre un lecho ocioso, perezca yo al instante, si jamás con halagospuedes engañarme hasta el punto de estar yo satisfecho de mí mismo; si logras seducirme a fuerza de goces, sea aquél para mí el último día. Te propongo la apuesta.
MEFISTÓFELES.- ¡Aceptada!
FAUSTO.- ¡Choquen nuestras manos! Si un día le digo al fugaz momento: 'Detente, eres tan bello', puedes entonces cargarme de cadenas, entonces consentiré gustoso en morir. Entonces puede doblar la fúnebre campana; entonces quedas eximido de tu servicio; puede pararse el reloj, caer la manecilla y finir el tiempo para mí.
Goethe, Fausto I
1 comentario:
Los pactos con el diablo son algo cool.
p.d. aunque soy un germanofílico, creo que prefiero el Fausto de Marlowe o, en todo caso, el de Thomas Mann.
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