La intención de esto es, únicamente, exaltar la candidez de sus lectores.

martes, 21 de abril de 2009

Vaticano

El estado Vaticano debe desaparecer urgentemente. ¿Por qué la Iglesia Católica tiene un estado? ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Creo que es confundirlo todo y cargarse el Cristianismo.


16 comentarios:

Julia Martín dijo...

Pues explícamelo tú. ¿Tendrá algo que ver con el poder terrenal que se ostenta?...

¿Se apuntan para el domingo? Me avisan.

Meruti Mellosa dijo...

Pues tiene un Estado, y está mal o bien, no sé. Sirve, me parece. ¿O no? Me parece práctico. Y creo que los musulmanes no lo tienen como tal; pero, según entiendo, el gobierno y sus leyes son muy similares a los de la religión, ¿no?

Alonso el numerario dijo...

Soy un fantasma...

GRAN LOBO CONSEJERO dijo...

Gracias a Dios aún existe el Estado del Vaticano y si es mal aprovechado por muchos jerarcas eso es otra cosa. La existencia del Vaticano hace muy bien para mantener un mínimo saludable orden dentro de la Iglesia porque sino cada país tendría su propio catolicismo como China, Reino Unido excepto Irlanda y algún otro intento que hubo por ahí... Si aún con el Vaticano hay curas y jerarquía que hacen lo que quieren saliéndose de la Doctrina de la Iglesia pues ya no me quiero imaginar qué sería sin la existencia del Vaticano... Y esto es solo un beneficio entre muchos otros... en fin... qué son esas putañerías de que no exista el Vaticano???

Alejandro dijo...

¿Cómo organizarías la institucionalidad de la Iglesia sin él? No lo estoy defendiendo, sólo me interesa ver alguna propuesta alternativa.

El Justo Medio dijo...

El tema no es si es bien o mal aprovechado. El tema es si la Iglesia está o no llamada a tener un estado. El tema es si la Iglesia debe o no ejercer un poder temporal. El mismo Jesucristo se cansó de repetir que su reino no era de este mundo.
Simplemente quiero hablar de lo mismo que San Agustín reclamaba en La Ciudad de Dios: los cristianos podemos hacer política en tanto cristianos, en la medida en que nuestro encuentro con Jesucristo nos motiva a contribuir en el crecimiento de una comunidad representada, quizás, por un estado político. Pero eso no significa de ninguna manera que debamos crear un estado con motivo de nuestra fe.
El problema está en pensar que la Iglesia es una institución que 'administra' sacramentos, o que 'preserva' la 'doctrina correcta'.
El problema de tener un estado no es otro más sencillo que confundir el reino de Jesucristo y su redención con la salvación temporal y el poder terreno.
No hay más.
El cristianismo es una religión. Bueno, de hecho ni siquiera es una religión, a pesar de que sociológicamente cumpla con todas las características para ser llamado tal. El cristianismo es, teológica y espiritualmente, un grupo de amigos que se han encontrado para vivir en común una amistad a partir del encuentro con Jesucristo, y acompañarse para perseverar en esa amistad. De ninguna manera es un partido político.
Yo soy católico, y creo en la Iglesia Católica Apostólica y Romana. Creo que Jesucristo se manifiesta con verdad a través de la tradición apostólica encarnada en el obispo de Roma, léase papa. Eso es la Iglesia, y creo en ella, con todo y las mierdas que nos la pasamos haciendo, hasta la quiero, vamos.
Lo que no está bien es querer esgrimir un poder temporal para 'difundir la fe'. Está muy mal tener un estado en nombre de esta fe común.
Con la institucionalización se pierde el Espíritu. Institucionalizar es querer controlarlo todo con nuestras manos y no dejar lugar para el Espíritu. Para la mística.
¿Cómo hacer que no se 'pierdan las demás naciones en el camino del mal'? Pues eso se lo dejaría precisamente al Espíritu, que actúe a través de los hombres, y de sus obispos y de sus curas y, sobre todo, de sus laicos.
De hecho, yo creo que está muy bien que haya papa, que haya obispos, un magisterio, un colegio cardenalicio y todas esas cosas. Pero eso podría existir perfectamente sin un estado. Podría haber un magisterio y un catecismo sin un estado. Podría haber una jerarquía y el papa podría escribir sus encíclicas sin un estado.
El problema está en quererlo controlar todo. ¿Cómo organizar la institucionalidad de la Iglesia sin un estado? Pues como ya está organizada: a través de archidiócesis, diócesis, prelaturas y todo eso. Pero ¿por qué un estado? ¿Qué tiene que ver? Por eso no son putañerías querer que desaparezca el estado Vaticano, porque éste incluso contribuye a darle en la madre al cristianismo, independientemente de la virtud o pecado de neustros papas. En sí mismo está mal: la fe cristiana no tiene que ver con el estado. De hecho, cuando ésta ha querido mezclarse con el poder político se vuelve herejía, tanto en la izquierda como en la derecha. Piénsese por ejemplo en el yunque o en la teología de la liberación marxista.

Estoy convencido que se creó el estado Vaticano por puritita falta de fe, por querer controlarlo todo. Por no querer que la Gracia del Espíritu penetre nuestra carne.

Alejandro dijo...

¿Qué diferencia hay entre llamarle "Estado" o "La Casa del Papa"? ¿Qué es precisamente lo que propones erradicar cuando propones deshacer el "Estado"?

patzarella dijo...

Esta frase es interesante "un grupo de amigos que se han encontrado para vivir en común una amistad a partir del encuentro con Jesucristo, y acompañarse para perseverar en esa amistad". No sé, ¿qué propones? En algún sitio ha vivir el Papa, ¿no? Y eso, la Iglesia no depende de tener o no un Estado. Sin él o con él existe, eso es un hecho.

Ambrosio Cajinas dijo...

Yo estoy de acuerdo contigo, Diego, en casi todo, sobre todo en que la invención de un estado pontificio es fruto de carencia de fe en el Espíritu, pero... No veo la necesidad, por ejemplo, de un cuerpo cardenalicio, ni de papas escribiendo encíclicas, que por lo demás nadie lee y que suelen ser (con honrosas excepciones) más planas que una mujer anoréxica y tan tibias como un huevo tibio. A la pregunta de cómo organizar la institucionalidad de la Iglesia no hay que devanarse los sesos para contestarla: allí están las iglesias ortodoxas, en las cuales hay ese mínimo orden saludable que el lobo consejero cree que echaría de menos sin vaticano. De hecho ese mínimo orden es más visible en las iglesias ortodoxas que en la iglesia romana, como que en ésta dicho orden está sujeto al arbitrio y a la arbitrariedad del papa en turno. Por lo demás, el vaticano no sólo no ha defendido bien la doctrina de la Iglesia sino que la ha pervertido hasta el punto de que la mayoría de los católicos romanos creen que la doctrina de la Iglesia es la doctrina del Vaticano, lo cual, añadamos, está franca y nítidamente en contra de la doctrina de la iglesia; eso sin contar con esas añadiduras al dogma francamente heréticas como la infalibilidad del Papa y la inmaculada concepción de Maria, o tonterías, que si bien no son dogmas se agitan como doctrina infalible del "magisterio" de la Iglesia (otra cosa que no digo que debiera dejar de existir, pero sí dejar de estar en manos de y confundida con la burocracia vaticana), tales como las expuestas en la encíclica Humanae Vitae. Apuradas las cosas, ni siquiera veo la necesidad de que exista un papa, y no me salgan con Mt. 16,18, porque todos los exégetas serior (incluso algunos y numerosos católicos romanos) enseñan que la piedra sobre la cual está fundada la iglesia no es el papa ni el apostol pedro, sino la confesión de cada uno de los cristianos de que Jesús es el Mesías e hijo de Dios.

Darío Zetune dijo...

¡Anatema! ¡Te he descubierto: eres valdense!

El Justo Medio dijo...

Gracias, Pardo. Aunque el tema era en concreto era el estado vaticano, no tanto decir las diferencias y semejanzas entra la iglesia católica y los orotodoxos.

A los demás, bueno, ¿dónde viviría el papa? Pues en su casa, en Roma, de donde sería obispo.
Lo que propongo erradicar es toda la burocracia y la organización del vaticano como un estado político. Actualmente, parece que la elección de papa es una elección de presidente, mediático, masivo y todo. El mundo lo interpreta así y dentro de la misma Iglesia así se vive en términos prácticos. Más bien debiera ser un momento de reflexión, recogimiento y profunda oración para todo miembro de la Iglesia. El papa es el vicario de Cristo, no un diplomático ni un político. ¿Por qué la Iglesia tiene relaciones diplomáticas con otros países? Eso no tiene mucho que ver con algo como la Iglesia en su sentido espiritual, místico. Si el papa va a la ONU que lo haga en tanto jefe de la Iglesia, aunque supongo que así no lo invitarían, pero no como el Jefe de Estado del Vaticano.
Quizás eliminar el estado vaticano cancela muchas posibilidades de 'expansión' para la Iglesia, pero es que esas posibilidades no deben ser una posibilidad. El cristianismo es encuentro y amistad, vivir en común una fe, no proselitismo político.

Ambrosio Cajinas dijo...

En realidad no abundé en las diferencias y coincidencias entre la iglesia de Roma y las iglesias ortodoxas (una y otras iglesias, y una y otras católicas), sino que ilustré el caso de una organización eclesial, por lo demás más antigua que la de la iglesia de Roma separada, cuya unidad subsiste sin necesidad de estar representada por ningún Estado, que era en efecto el tema.

Por otra parte: ¿El título de "vicario de Cristo" no está en la misma línea de la diplomacia o de la burocratización soteriológica?
¿La figura del obispo de Roma tal como ha ido degenerando desde tiempos de la reforma gregoriana hasta el Vaticano I o incluso Juan Pablo II no equivale a confundir al Espíritu Santo con la curia romana, es decir dejarlo de concebir realmente como Espíritu?
No es verdad que de no ser jefe de estado al obispo de Roma no se le concedería voz, por ejemplo, en la ONU. En ese organismo se le ha concedido esa voz a los Patriarcas de Antioquía, Moscú, Constantinopa y a otros más. Tampoco me parece verdad que cancelado el vaticano quedarían canceladas posibilidades de expansión para la Iglesia. Las tres grandes expansiones que ha tenido el cristianismo no han sido obra ni del Papa ni del Estado Vaticano, incluso parece ser que dicho Estado, el Pontificio, ha contribuido a inhibir tal crecimiento. Con las tres grandes expansiones me refiero a la que fue obra de San Pablo, en un tiempo en que ni siquiera había obispo en Roma (porque Pedro no era obispo, sino apóstol), a la del mundo eslavo y la del continente americano. Se sabe que la empresa misionera de Metodio y Cirilo fue censurada por el obispo de Roma, quien ya para entonces veía con muy malos ojos que se usaran textos traducidos, y para colmo de males no traducidos desde el latín, sino desde el original, y que los franciscanos que llegaron a América eran joaquinitas no muy amigos del papado, y que el Papa, en contra de las peticiones de Cortés y de los discípulos de il poverello, decidió enviar a América clero secular dejando así inconclusa y viciada desde el origen la evangelización de estas tierras. No mencionemos el caso de los jesuitas, cuyas empresas misioneras, en particular en China, lugar en que hubiera tenido lugar la cuarta gran expansión del cristianismo, quedaron abortadas por obra y gracia del obispo de Roma y de su corte. En fin, que al final de cuentas estoy de acuerdo contigo con que la existencia del Estado Pontificio, sea éste el Vaticano o el apócrifo legado de Constantino, más favorecen el proselitismo político que el encuentro y la amistad fundados en el Espíritu.

Unknown dijo...

Jajaja... buena reflexión Diego. ¿La casa del Papa? Alex... el Papa es un obispo. Los obispos de todo el mundo viven en estados, no entiendo tú argumento, y no entiendo porque hablas de que eso le da instucionalidad. Aunque por otro lado está bien, así no le pagan impuesto a nadie...

Donna di malaffare dijo...

Definitivamente no esta llamada a tener un estado todo es un pinche negocio circula la lana.... armas... drogas ... pero que le vamos hacer mijo ? jaja

Ululatus sapiens dijo...

Creo que todo se reduce a la perenne, inescapable e irresoluble tensión que es el cristianismo, entre espíritu y materia, nuestro Hombre-Dios como centro, el Reino que no es de este mundo pero que se encarna en él, la comunidad del espíritu que el la Iglesia y que está formada por personas de carne y hueso... Nunca faltarán los excesos, cuando la balanza se carga hacia algún lado: valdenses y gnósticos, jansenistas y los adictos a la praxis... y un largo etcétera.

No. No creo que la institución mate al espíritu. Lo asfixia, sin duda, pero también lo preserva. La historia de siempre: el grupo anárquico de comunidades de los primeros siglos que tiene que definir su organización y su doctrina para realizar mejor su misión, la protesta contra el mundo de la Edad Media y el retiro de la 'vida terrenal' hacia los cenobios que no harán otra cosa sino transformar la faz del mundo, la revolución de Francisco que amenaza con salirse de control y fenecer si no se institucionaliza, el grupo de amigos en el Señor de Íñigo y los suyos que deviene en un ejército centralizado de apóstoles...

Si bien el poder es el menos cristiano de los valores (si es que lo es del todo), peligros aparte, es una herramienta... y, con sus asegunes, creo que la Ciudad del Vaticano es la solución que se halla en el justo medio entre aquella teocracia retrógrada que eran los Estados Pontificios y los Papas prisioneros y títeres del emperador en turno. Como Estado es, sencillamente, ridículo. Como espacio que provee una independencia administrativa, es muy práctico. La II Guerra Mundial es un excelente ejemplo.

Y, finalmente, en un mundo ideal, debería de ser una ventaja que la Iglesia (que no el clero) pudiera tener voz y margen de acción en los asuntos internacionales, denunciando, negociando, mediando, ayudando, mediante sus nuncios... ¿Por qué no puede ser positiva la política (ese 'amor a los hombres' de Hannah Arendt) o la diplomacia?

Con lo que llego al callejón sin salida donde empecé: el poder es muy poco o nada cristiano, mientras que el desatender los asuntos terrenales, típicamente humanos, tampoco es cristiano.

Un saludo.

El Justo Medio dijo...

Ululatus, hablas razonablemente. Pero hay que conversarlo. No te puedo contestar aquí, sobre todo, porque este pós ya pasó de moda en mi blog.