La intención de esto es, únicamente, exaltar la candidez de sus lectores.

jueves, 7 de febrero de 2008

El Asunto

El asunto y la controversia sobre el aborto no solamente está en la cuestión sobre el estatuo del embrión humano. Si bien ésa es la cuestión clave: ¿el embrión es persona o no?, también está involucrado otro tema que quiero plantear.
Ése el asunto de la racionalidad instrumental y la concepción de la sexualidad. En tanto se conciba a la sexualidad como una dimensión lúdica del ser humano será díficl promover una cultura que respete la dignidad de las personas y los derechos humanos. Si las relaciones sexuales se comprenden como una actividad que se puede tener con otra persona para pasarlo bien y tener placer, entonces es posible que se instrumentalize a la persona (incluso a uno mismo) y se convierta a ésta en un insturmento para mi propio placer.
Cuando la sexualidad se comprende como algo que yo puedo manejar, culturalmente, a mi antojo, es porque me comprendo a mí mismo, y al hombre en general, como un ser absolutamente autónomo y capaz de hacer de la naturaleza lo que más le plazca -hasta consigo mismo, en tanto miembro de la naturaleza-. Es decir: declarar a la razón como el criterio último rector de mis acciones, se le coloca en el punto más alto de la pirámide de las medidas de mis acciones e instrumentaliza a todo lo demás.
Hacer esto y concebir así a la razón es sumamente peligroso porque cuando ella es medida de sí misma (o en general cuando algo es medida de sí mismo) y no tiene con qué medirse, puede convertirse en ideología y en instrumentalizadora de lo que no es, de por sí, instrumentalizable. (Protágoras).
Si la razón no reconoce no sólo que la verdad es mucho mayor a ella sino también que, en tanto razón, no es absoluta, entonces lo que es limitado se tomará como ilimitado, lo que es se tomará por algo que no es, y acabará por no funcionar correctamente: la razón como criterio último de acción puede contradecirse a sí misma y dejar de funcionar como criterio último de acción.
Por otro lado, si se promueve una razón abierta al mundo, dispuesta a comprender la realidad al ver las cosas mismas antes de empujarle sus categorías, será posible promover una actitud realista de la razón, en la que la medida de ésta sea el ser, la realidad, y nunca sí misma. Por más dificil que esto sea, es necesario hacer un intento por comprender la realidad independientemente de lo que nosotros queramos que sea la realidad. La relación del hombre con el mundo es más saludable y duradera cuando nace de la sorpresa que causa el mundo en el hombre, y no de la manipulación que el hombre ejerce sobre el mundo.
La única manera de no convertir en instrumento, o en un medio, a una persona es tomarla como un fin, y eso significa, en su más alto grado: amar. Amar, en un sentido, es considerar siempre al otro como el fin de mis acciones. Si no se quiere manipular a la persona a través de la sexualidad, se debe comprender ésta como una vía de amor y no solamente como un instrumento de placer individual. Y no solamente la sexualidad, sino también cualquier manera de entrar en relación con los otros.
Sostener esto implica una actitud intelectual comprometedora: no puedo yo manipular la sexualidad a mi antojo, sino que tengo siempre que mirar por el otro procurando tomarlo como un fin y jamás como un medio para mis propios fines.
Si esto es verdad, y si la sexualidad se comprende así, entonces parece que la medida de la educación sexual no será solamente cómo tener relaciones sexuales sin peligro de contraer una enfermedad o sin peligro de tener un embarazo no deseado. La educación sexual será, entonces, una manera de educar al hombre en el amor y en la entrega al otro. Será una manera de destituir el individualismo o la razón instrumental y sustituirlos, en cambio, por una noción comunitaria de ser humano.

Y por ahora es todo.

17 comentarios:

Guillermo Núñez dijo...

Diego, quizá habríamos de platicar sobre esto en otro lado. Pero, mientras: en efecto, la cuestión clave es si el embrión es o no persona. Y sí, la instrumentalización de la persona es un tema involucrado en el, je, asunto. Hasta qué grado, sin embargo, no lo veo claro. Digamos: un cambio en la educación sexual que no mire sólo hacia no contraer enfermedades o prevenir embarazos no deseados (algo que no habría de quitarse de la educación sexual, como seguro estás de acuerdo), haría hincapié, ¿en qué? En los temas de estudio de esta materia se ponen cosas como "disfrute" y "conocimiento del propio cuerpo" pero también se habla de respeto y cariño hacia la pareja. La sexualidad como muestra de cariño hacia el otro, dicen. Creo que eso es lo que pides. Otras vías -digamos, señalar que la sexualidad está encaminada a la preocupación- serían la instrumentalización de la que hablas, opino. Pero esas vías no las tocas en tu texto, prudentemente.

En fin, como señalas al principio, la clave es el embrión, si de tratar a la persona como fin se trata.

patzarella dijo...

mmm...

Creo que te ha quedado largo y cansado. Te perdí el hilo, ¿será la hora? En fin, me queda claro que la clave es el amor y ¿amor a quién? A uno mismo, a los demás.

Te paso un videín que hice hace tiempo...

http://patzarella.blogspot.com/2007/03/cuestin-de-tiempo.html

patzarella dijo...

bueno, si no lo puedes ver bn pon en google patzarella + cuestión de tiempo y ya está ;-)

Juan Manuel Escamilla dijo...

Amigo, me parece que aunque se ve lo qué quieres mostrar, el ensayo es flojo. Te falta pulirlo. Ser más claro en qué pretendes sugerir por principios, y qué se deriva de ellos.
Efectivamente, amigo: la razón no puede medirse a sí mismo: "el sueño de la razón produce monstruos" (Goya). También, aquello de Kant sobre la dignidad de la humanidad en tanto que fin en sí misma, la formulación del imperativo categórico.
Totalmente de acuerdo en que hay un problema previo al del aborto: la sexualidad.
Ahora bien, creo que es tema que no podemos pretender abarcar de un plumazo en su universalidad.

Te sugiero una reformulación más clara y planeada de este post. O un ensayo ulterior. O sólo venir a verme un día de estos que estés por aquí (amigo, te extraño y creo que tú extrañas tu agenda Moleskine roja; pero que no sea pronto porque ya me estoy leyendo el libro de Mauriac que te regalé por tu cumple.

El Justo Medio dijo...

Pues yo creo que todos ustedes están mal.


Y yo estoy bien.

Jiji.

Darío Zetune dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Darío Zetune dijo...

Mmmm, una pregunta, así nomás como no queriendo: ¿estás seguro que entiendes lo que es el placer?, ¿no será que te gana cierto tufo victoriano?

El placer y la sexualidad, desbordan cualquier intento de canonizarlas, es decir, en intentar designar la modalidad "correcta" de vivirlas y cual es el modo "instrumental" o "nocivo" o "anormal". También desbordan cualquier tipo de racionalidad (incluida la "relacional: la del cuidado" por la que abogas, además de la instrumental, etc.), así como otras facultades humanas como la imaginación o la memoria.

Te vendría bien leer a Foucault y a Bataille, para entender la ambigüedad del eros y lo que resulta de ponerle diques a una fuerza primordial que es, quizá, lo más real que poseemos.

Besos, guapo.

Sergio.

Juan Manuel Escamilla dijo...

¡Amigo! ¿Y los libros de Jus, qué?
No contesté tu encuesta (brazos cruzados, cara de puchero y trompetilla).

La machincuepa dijo...

pues yo digo, aunque parezca frívolo y aunqueno tengo nada de formación filosófica: viva la libertad!

Ambrosio Cajinas dijo...

¿La razón no puede medirse a sí misma? ¿Entonces quién la ha de medir? Dices que la verdad. Pero en plegarse a la verdad es en lo que consiste la razón. Si lo que quieres decir es que la razón debiera ser medida por la realidad estás suponiendo que ya conoces qué es la realidad y que la cosa no consiste más que en comparar esa realidad que ya conoces con la razón. ¿Pero si ya conoces qué es la realidad, para qué andar comparando ésta con la razón? Tendrías que explicar, eso sí, cómo es que conoces ya la realidad. Pero como descartaste que la hayas conocido con la razón tendrás que decir que la conociste empíricamente, con lo que al cabo no estarías midiendo a la razón con la realidad, sino con lo empírico.

Sé que en la UP enseñan que a partir de Descartes la filosofía se fue al carajo porque, según esto, tanto monsieur René como sus secuaces se habrían olvidado de la realidad para quedarse sólo en el sujeto. Pero eso es falso, la filosofía moderna (me refiero a Descartes, Kant y Hegel y no a los ingleses) no se olvidó de la realidad, simplemente sostuvo que a la realidad no se la conoce con los sentidos, sino con la razón; lo cual, por lo demás, es tesis que sostuvo Tomás de Aquino, quien además, identifica a la verdad con el pensamiento de Dios, que es la razón.

Por cierto, Garcín, apelar al imperativo categórico de Kant para deslucir a la razón resulta contraproducente, porque el contenido de la razón, pero también del concepto de realidad, es justo el imperativo categórico, el cual no se subordina a ninguna otra instancia, ni siquiera a Dios porque de hecho el imperativo categórico es Dios. Dios es la razón y la razón es el imperativo categórico y no lo que Max Weber cree que es la razón. Esto de que Dios es la razón o el imperativo categórico no lo inventé yo ni lo inventaron los jacobinos, lo dicen los profetas Jeremías, Isaías y Oseas, el escritor de las cartas de Juan, el escritor del cuarto evangelio y San Pablo, y así lo testifican, además, exégetas bíblicos como Mowinckel, Wotterweck, Kaiser y Dupont. Y además, opino que Hugo Sánchez debe salir de la selección.

Juan Manuel Escamilla dijo...

Pardo: Yo no dije que la razón tenía que someterse al Imperativo Categórico. Apunté que estaba de acuerdo en la concepción de Diego de la persona como fin en sí mismo. Y además opino que Pardo debería dejar de además opinar que Hugo Sánchez debería salir de la selección en cada comentario.

El Justo Medio dijo...

No, Pardo, creo que no me expliqué lo suficiente.
Lo que digo es: el criterio para juzgar la razón no puede ser la razón misma.
Cuando, para conocer la realidad, a través de la razón, ésta no deja interpelarse por la experiencia (en el sentido amplio de experiencia), la razón corre el riesgo de no comprender lo real (a lo cual tiene acceso) tal cual es, y comenzar a determinar lo real con sus propios criterios.

Copio aquí la frase que un jesuita pronunció al comentar la última encíclica del Papa: "Nuestros ojos no han visto lo que nuestros oídos han escuchado porque no queremos recibir lo que somos como un don. Queremos construir lo que somos. Y cuando lo hacemos, nos damos cuenta de que creamos principalmente monstruos."

Él dijo mejor lo que yo dije mal: La actitud más humana de la razón es asumir que todo, la vida y nuestra propia razón nos fue dado como don, como regalo gratuito. Sólo cuando la razón es consciente de eso, deja de ser medida de sí misma y de crear ideologías. Si la razón no se asume limitada y que la realidad por conocer es más grande, mucho más grande que ella, entonces corre el riesgo de morderse la cola. (En el caso de que la razón tuviera cola).
Y además opino que Pardo no debe citar tantos nombres, que Hugo Sánchez debe salir de la selección y que nadie que se coma las uñas tiene remedio.

Darío Zetune dijo...

No que estás estudiando filosofía?? A ver, a qué sí, no te hagas!

Ambrosio Cajinas dijo...

Saludos, término medio. Prometo no citar más nombres. Por lo demás, cuando dices que la razón debe dejarse interpelar por la experiencia estoy de acuerdo; pero la cuestión es: ¿quién es el sujeto de la experiencia? ¿Los sentidos o la razón? Lo meramente empírico no alcanza a configurar experiencia, de modo que la experiencia con se debe dejar interpelar la razón es la razón misma. Desde luego que la razón es un don, pero ni más ni menos que el don que nos hace imagen de Dios. La razón es un don, pero no por eso un don precario. Añado, además, que eso de que la realidad por conocer es más grande que la razón sigue suponiendo que ya se conoce el tamaño de esa realidad y, lo que es más grave, que el criterio de la razón es lo desconocido. Pero en lo desconocido estamos ya siempre y sin mayor esfuerzo, de modo que es apelando a lo desconocido cuando en verdad la razón se muerde la cola. Por esto es que sabemos que la clave de bóveda -el "point de capiton" - del discurso ideológico es la expresión que dice "esto no es ideología, son sólo los criterios de lo real".
No tengo remedio porque me muerdo las uñas, y además, opino que Hugo Sánchez debería salir de la selección, aunque Garcín opine que no debiera yo opinar eso.

La machincuepa dijo...

Habría que meter en cintura a los jovencitos con un calzón de castidad

Jorge Masta dijo...

Pues a ti yo te daría justo en medio.

Pero te cuento que lo mio es la simpatía, hasta sé decir paidiatra.

jajajajajajaja
jajajajajajaja

ahí les va otra: paidicurista

jajajajajajaja
jajajajajajaja

Bueno, no. Esa no estuvo buena.

Mejor: paidólogo

jajajajajajaja
jajajajajajaja

Ay, qué tonto me estoy volviendo.

Que Zagal me perdone, pero es que de niño siempre quise hacer reír a mis amiguitos del Cedros.

Recuerdo cuando les mamaba el pito en clase. Cómo se reían cuando se venían en mi cara. Ahhhhh, qué tiempos aquellos.

Una vez llevé a mi mamá para que se la cogieran en bola, pero le hicieron el fuchi por fea. Qué tristeza.

Pero no me gusta recordar esos momentos, prefiero hacerlos reir:

paidiatra, paidiatra, paidiatra.

jajajajajajaja
jajajajajajaja

Anónimo dijo...

ah chinga! pardo, de k generacion de la up saliste?