La intención de esto es, únicamente, exaltar la candidez de sus lectores.

lunes, 6 de agosto de 2007

Oak Park

Por supuesto no soy el primero en notarlo. Incluso, creo ser bastante poco orginal en esto, pero no lo resisto y quiero decir que Oak Park es uno de los lugares mejor dotados de Estados Unidos en lo que respecta a la fama. Es de esos lugares que se te cae la cara cuando te enteras de todo lo que ha pasado ahí.
Es un pequeño barrio, a las afueras de Chicago, sí, Chicago. Allí nació Hemingway. Allí vivió el arquitecto Frank Lloyd Wright y funcionó para él como su campo de pruebas, muchas de sus más grandes obras están ahí como esperando ser vistas por turistas fanáticos que quieren conocer el lugar de inspiración de uno de los reformadores de la arquitectura. Gaudí es a Barcelona, Niemeyer a Brasilia y Wright a Oak Park. Sí, ya sé, Oak Park no es una gran ciudad. Pero qué le vamos a hacer. Es un gran suburbio, es cul. Es, de hecho, el ejemplo a seguir de todo barrio suburbano. Si yo fuera suburbio quisiera ser como Oak Park. La neta.
Allí nació Ray Kroc, el fundador de Mc'Donalds y Edgar Rice Burroughs, el creador de Tarzan. Oak Park es capaz de cobrar identidad casi personal. Hasta podría tener dignidad y le podrían ser reclamados ciertos derechos humanos. Su identidad es bárbara. Barbarísima. Cuando uno entra en sus calles, no se encuentra con la felicidad de los niños blancos andando en bici, al estilo The Wonder Years. Más bien es una especie de Barcelona, pero con un estilo no tan sofisticado y más natural. No es pretencioso. Se sabe chingón y no lo grita. La capital catalana es, en cambio, demasiado trendy, pose: reclama el recnocimeinto mundial. Es grandiosa, oh sí, pero pose a fin de cuentas. Oak Park es solamente un barrio pero es parte de Chicago. Y ésta sí que es una gran ciudad. Con su airecito y todo.

Oak Park ha trabajado sin quererlo, en la creación de su propia leyenda. Muy al estilo de su hijo Hemingway, el barrio suda por lograr mitificarse y generar leyendas que lo coloquen en la cima de la cultura norteamericana. Pero sin quererlo. Tiene su propia página web, que pueden consultar haciendo clik aquí. No se le puede tildar de pretencioso, Oak Park es bastante sencillo con lo que promete: Casa-estudio de Wright, Museo Hemingway, un tour de placas en las que se mira quién nació en tal casa, quién vivió en esta otra, quién durmió por acá, quién escribió en esta banca y en aquella no, quién anduvo en bici por acullá. Y así.

Oak Park es un pequeño sueño. Pero no un sueño de esos de en la noche. Es un sueño de siesta, un sueño de sillón de la tele, un coyotito, un sueñín que a cualquiera podría emocionar por su pequeña grandeza.

Frank Loyd Wright, William Fricke's House, 1901-1902, Oak Park, Illinois.

6 comentarios:

Tormentas dijo...

oak park??? oak park????
kabum explota el volcán, sale la geoda, entra el cuchillo sale el cuchillo, ¿qué tiene que ver hemingway con nada?, ¿quién está luchando contra ganandorf mientras discutimos bagatelas?

Exijo.

K dijo...

Oak park...

Yo también exijo.

Juan Manuel Escamilla dijo...

¿Oak Park, amigo? Foer te ha hecho daño. Ya eres casi indulgente con el explotador gringo. Oh, te has vuelto un capitalista, un traidor de la patria.
¡Viva el partido comunista de Yugoslavia!
(Firma Peter P., alias Blacky)
Y también exijo.

El Justo Medio dijo...

No entiendo bien qué exigen.

Gustavo Echevarría Navarro dijo...

Yo exigo que reconozcas que estuviste ahí, pero a los quince años, cuando todavía no eras capaz de preocuparte por algo distinto a "dónde voy a comprar mi reproductor MP3" (todavía no existía el iPod).

Y yo exijo que respeten a los gringos. A mí me caen bien por varias razones:

1. Inventaron el iPod.
2. Inventaron la producción en serie.
3. Inventaron los aviones, bueno, los primeros que funcionaron.
4. Inventaron a Tarzán.
5. Inventaron, ehem, bueno, contrataron al que inventó la tele a color, la bomba atómica y otras cosas que son bien cool.

PD: La lista es enunciativa.

Juan Manuel Escamilla dijo...

Tienes un punto, Chv. Yo odio, per natura, a los gringos. Pero soy del parecer de que una sola lata de coca cola bien fría, al alcance en la tienda de la equina, basta para justificar toda la cultura de dominación yanqui.